En enero de 1995 estuvimos en Cochabamba. Una hermosa ciudad en el corazón de Bolivia. A los pies de Tunari, montañas de nieves perpetuas, se extiende el valle
edénico de Cochabamba. La ciudad tiene varias universidades y una
preciosa juventud. Toda una semana estuvimos reunidos con un centenar
de jóvenes y padres de familia para dialogar, orar juntos y buscar el consejo de Dios.
Entresacamos algunas de sus inquietas o inquietantes preguntas:
¿No es que ya pasó de moda la virginidad? ¿Para qué insistir en una abstinencia sexual prematrimonial que ya nadie practica?
Casi nadie. Lamentablemente, desde el punto de vista estadístico, es muy alto el porcentaje de jóvenes y señoritas que tienen experiencias sexuales activas antes del matrimonio.
Una cada vez más reducida minoría cree y practica la abstinencia
sexual prematrimonial. De esta realidad cuantitativa, mucha gente joven
y adulta llega a la convicción de que las relaciones
sexuales prematrimoniales son perfectamente normales, inevitables, y
en cierto sentido hasta deseables para los ajustes preconyugales.
Entonces, el porcentaje minoritario queda como el grupo anormal.
Felizmente la ética cristiana no es democrática. No se basa en las encuestas ni en las estadísticas. Ni siquiera en el poder de las mayorías ni en el criterio de las masas. La ética cristiana se basa en los imperativos categóricos de Dios. El Señor ordena, exhorta, aconseja, establece: "Tened todos en gran honor el matrimonio, y el lecho conyugal sea inmaculado; que a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios" (Heb. 13:4, Biblia de Jerusalén).
Según el imperativo de Dios, la relación sexual debe mantenerse dentro del honor matrimonial y del lecho conyugal inmaculado (sin mancha). Esto es, lo éticamente normal. Lo anormal es la fornicación y el adulterio. Dios advierte meridianamente que él
se encargará de juzgar a los fornicarios y a los adúlteros. Su
advertencia es clara: "No erréis: ni los fornicarios, ni los idólatras,
ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones... heredarán el reino de Dios" (1 Cor. 6:9,10).
Sin embargo, debemos recordar que cuando Dios juzga, su propósito principal no es condenar sino redimir. En el juicio del Señor la justicia y la misericordia se besan. Pero triunfa la misericordia para restaurar completamente al que se arrepiente de todo corazón.
La virginidad no es algo que pase
de moda. La ética de Dios no está sujeta ni a la moda, ni a las
corrientes convencionales de la cultura dominante. La hierba se seca.
La flor se marchita. Mas la Palabra de Dios permanece para siempre.
Hablar de la necesidad de una sexualidad sana y segura según el consejo de Dios, no es una insistencia caprichosa de nuestra parte. Es un ruego que presentamos a nuestros jóvenes en nuestra condición de padres, educadores y ministros del Señor. Tienes derecho a gozar de la vida con la mujer que amas. Pero espera un poquito. Cásate bien, y disfrutarás en plenitud de las bendiciones de la vida conyugal.
El Ministerio de Salud de nuestro país está empeñado en una gran campaña de uso de preservativos para prevenir el SIDA. ¿Qué actitud debemos tomar los jóvenes cristianos frente a este tipo de campañas?
Los gobiernos están dominados por la realidad de las estadísticas. A ellos no les interesa el aspecto ético-cristiano, sino simplemente el profiláctico. Su preocupación es prevenir la enfermedad.
El joven
cristiano no debe preocuparse sólo por la profilaxis física, médica,
fisiológica, sino fundamentalmente por la profilaxis moral y
espiritual. Para fortalecerla, te brindamos los siguientes consejos e instrucciones divinas: (1) "El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo" (1 Cor. 6:13). Una fuerte relación de amistad con el Señor
da potencia para una vida sana de abstinencia sexual prematrimonial.
(2) "Huid de la fornicación" (1 Cor. 6:18). Huye de la pornografía.
Huye de los prostíbulos. Huye de los adelantamientos sexuales preconyugales. Huir del pecado es valentía. Atrévete a ser un José de nuestro tiempo. (3) "El cuerpo es templo del Espíritu Santo" (1 Cor. 6:20). Una vida victoriosa es fruto de la lluvia temprana y tardía del Espíritu Santo en nuestra vida. (4) "Porque habéis
sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y
en vuestro espíritu" (1 Cor. 6:20). Tú perteneces a Dios por creación y
redención. (5) "Los dos serán una sola carne" (Mat. 19:5). La relación sexual es un hermoso regalo de Dios para el matrimonio cristiano.
Escribe en una tarjeta y pórtala contigo: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil. 4:13). Esta es la mejor respuesta cristiana a las campañas por una vida sana.
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